lunes, 11 de octubre de 2010

"La cascada" - Nathalia Parra Garza



Contemplaba la cascada desde mi ventana. ¿Por qué el agua, al ser transparente, tiene una tonalidad azul? Esa cuestión siempre había rondado en mi cabeza, desde que era niña y bañaba a Sally en sus aguas cristalinas. Tantos recuerdos llegan a mi mente cuando veo esa bella cascada, cuando me dejo llevar por el dulce susurro de sus aguas y me siento transportada hacia ella. Memorias que ni el tiempo ha sabido borrar. Recuerdo a Sally en su caja rosa con un moño plateado, luciendo un lindo y sencillo vestidito turquesa. “¡Mi favorito!”, pensé entonces. Durante un año, Mamá y Papá habían trabajado doble turno para obsequiármela en mi sexto cumpleaños. Cualquiera pensaría que al haber nacido el 25 de diciembre recibía dos regalos. Pero éramos pobres entonces, pensar  en dos muñecas por nacer en Navidad estaba fuera de discusión; además, Sally era mi muñeca preferida- era la única también pero eso no tiene importancia- mi compañía, mi confidente, mi amiga. Disfrutábamos de las cálidas tardes en el campo, comiendo piña y bebiendo agua para refrescarnos un poco. Después íbamos a la cascada y allí pasábamos horas juntas, dejándonos llevar por la atmósfera de paz que rodeaba el ojo de agua y el cantar de los jilgueros mientras remojábamos nuestros pies en el agua espumosa.  Mamá estaba en desacuerdo con nuestro pasatiempo preferido. -“Natalia, sabes lo que pienso. Es muy peligroso que des tan largos paseos tú sola, especialmente en esa cascada… es muy profunda.” Sólo cuando mi madre se enojaba o se sentía preocupaba me llamaba por mi nombre: Natalia. A mí me encanta mi nombre, y más el significado que tiene. Mis padres me llamaron así porque mi fecha de nacimiento fue en Navidad y en agradecimiento a Dios por haber llegado al mundo en su día. -“¿Dios? ¿Quién es Dios Papá?” -“Dios es todo lo que ves; pero más importantemente, Dios es todo aquello que no puedes ver.” -“Oh… y, ¿Dios es bueno? ¿Qué quiere Él?” -“Claro que lo es cariño, gracias a Él estás viva. ¿Qué quiere Dios, preguntas? Dios quiere que disfrutes tu vida y encuentres la felicidad.” -“Pero si no puedo verlo… ¿cómo sabré dónde está? ¿cómo podré encontrarlo?” -“Cuando mires aquí dentro,” dijo Papá tocando dulcemente mi corazón, “tú misma lo encontrarás. Ahora ve a dormir.” -“Te quiero Papá”, le dije mientras lo abrazaba y soltaba un bostezo. -“Te amo pequeña, mucho.” Fue la última conversación que tuve con mi padre en vida. Pensar en él, tan cálido y dulce, tan bueno y tan pobre llena mis ojos de lágrimas. Nunca supe bien cómo murió, yo era entonces muy pequeña para comprenderla y estaba muy triste para indagar. Tan sólo recuerdo llegar de mis paseos sosteniendo a Sally entre mis brazos y ver a mi madre cocinando en silencio. Algo en ella había cambiado. Algo en mí también.
Al pasearme por mi antigua habitación siento las lágrimas correr por mis mejillas mientras contemplo mi cama, sucia con sus colchas desteñidas y deshilachadas; mis muebles tan humildes construidos por Papá hace ya tantos años; y principalmente, Sally descansando en el alféizar de la ventana, donde ahora una mujer de 20 años, de cabello castaño y ojos almendrados me devolvía la mirada. Sally, la ventana y por último la cascada. Esa ventana donde había pasado tantos momentos de mi vida: aprendí a nadar mientras Sally me observaba, nombré a los pequeños peces de colores que alegraban mi cascada, di mi primer beso a los 15 años, hablaba con Papá. Sí, mi madre no comprendía por qué disfrutaba tanto pasar horas allí. Ignoraba que hablaba con Papá y le contaba cosas de mi vida, mis sentimientos, mis miedos; en fin, todo. Era nuestro secreto y a mí me fascinaba. Cuando él me hablaba y calmaba mis miedos, cuando él me aseguraba que todo estaría bien, cuando me felicitaba por mis “hazañas” y me decía que tan buena hija era, me sentía feliz. Aún me cuestiono si fui una buena hija. Cierto es que asistía a la escuela y era buena en lo que hacía, pero pasaba la mayor parte del tiempo con Mamá, ayudándole con el trabajo doméstico y buscando sacar una sonrisa de sus labios. Estar en esta casa tan humilde, -producto del esfuerzo diario de mis padres- observando mi cascada tan perfecta, me reconfortaba. Siempre me había gustado mi nombre, mi lazo (según lo llamaba yo) con Dios. “¡Nacimos el mismo día! ¿Puedes creerlo?” le decía mi pequeño y sonriente yo de 8 años a mi padre. Él asentía con una sonrisa y mandaba una brisa cálida para hacerme sentir su presencia. Sabía que Mamá me amaba y también sabía que Papá me amaba, y no importa donde estuvieran estaba segura de que nunca me dejarían. Tomé a la muñeca, la estreché en mis brazos, y salí de la casa. Me tomó poco tiempo encontrar mi camino a través del bosque hasta llegar al ojo de agua familiar. Desde hace tiempo algo me había movido para volver a este lugar. Me descalcé como siempre lo había hecho y sumergí mis pies en la espuma. Sentí pequeños pececitos jugando entre mis pies. El aire vespertino soplaba y movía mi cabello lenta y suavemente, mientras contemplaba  la puesta del sol más magnífica que había sentido en mi vida. Percibía el cielo tornarse más brillante para mí y me senté a una orilla de mi cascada maravillosa para observarlo. Me maravillaba. Después, como si hubiera estado esperando este momento desde hacía tiempo, sentí una brisa cálida -a pesar del frío invernal- en mis hombros que semejaban un abrazo. Yo sabía quién era. –“Bienvenida de regreso hija. Es bueno volver a verte, aunque bien sabes tú que nunca he estado lejos de ti.” –“Lo sé, es bueno volver a mi hogar”, dije radiantemente, “te he extrañado.” –“Y yo a ti Natalia, mi pequeña niña” –“Feliz cumpleaños Papá.” –“Feliz cumpleaños hija mía.” Dios, tal y cual lo había hecho en mi infancia, me había encontrado y hablado en mi cascada. 


1 comentario:

  1. Me gustó mucho tu cuento :D Especialmente porque al leerlo vi mucho de tu propia personalidad y tus anhelos... aunque no lo hayas hecho a propósito.

    Lo que un autor escribe deja ver mucho de cómo es por dentro ;)

    Tiene el suficiente material para un cuento más largo y detallado, o una novela. Solo necesitas meterte más en la historia :D

    Estee...

    PEQUEÑO TOMÁS! TE ESPERARÉ HASTA EL FIN DE LOS DÍAS!

    Atte: un merodeador insomne; con sus deseos de medianoche (xD)

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